Riego
Es frecuente el riego por surcos, inundando el espacio que queda entre caballón y caballón. Se dan unos 10-15 riegos con un intervalo de 7-12 días entre riego y riego. Otro método muy habitual y cómodo es el riego por goteo y menos usado, el de aspersión.
- Las hortalizas son sensibles tanto al exceso como al defecto de agua. Cuidado con esto.
- Riega preferiblemente por la mañana temprano o por la tarde después de la puesta del sol.
- El exceso de riego o de fertilizantes hacen que el fruto pierda sabor.
- No riegues nunca las plantas justo antes de la recolección.
8. Abonado
La fertilización en los huertos caseros se basan en el estercolado previo a la plantación (puede ser estiércol animal de vaca, oveja, caballo..., compost, mantillo, etc.); nada más, con eso es suficiente.
El cultivo comercial hace uso intensivo de fertilizantes químicos para obtener una mayor producción, frutos más gordos y "bonitos", pero menos sabrosos.
No obstante, si la tierra de cultivo fuese pobre en nutrientes o los primeros racimos de flor aparezcan pobres o las hojas no crecen, tienes la posibilidad de hacer un abono de cobertera cuando las plantas estén ya instaladas en primavera aportando un fertilizante compuesto N-P-K (Nitrógeno, Fósforo y Potasio).
9. Destallado

Una labor muy importante consiste en ir quitando los brotes que salen en las axilas de las hojas cada 10 días más o menos. Si no los quitas, darán lugar a nuevos tallos, se formará una maraña de planta, y los tomates serán mucho más pequeños.
Con esto, lograrás que la planta produzca frutos más grandes y de mejor calidad, y al mismo tiempo tendrás una planta más fuerte, con menos follaje, que dedicará toda su energía a los frutos.
Por tanto, todos los brotes laterales que salen de las axilas de las hojas o en la base de la planta se suprimen a medida que van apareciendo (cuando midan unos 3 cm. ). Si el brote está tierno se corta a mano, simplemente doblando el tallo hasta que se desprenda; si el tejido ha desarrollado rigidez, es mejor cortarlo con tijera de poda.
El brote terminal no lo cortes porque es el que conduce a la planta hacia arriba. Córtalo cuando lleguen los primeros fríos y la planta esté finalizando su ciclo, para ayudar a madurar mejor los últimos tomates que tenga.
10. Escardas
Se trata de una cava muy ligera para mantener la tierra suelta, impedir la formación de costra y eliminar las malas hierbas que vayan saliendo a lo largo del cultivo. Se hace muy superficial para no romper raicillas del cultivo.
11. Acolchado
El acolchado es una práctica recomendable pero no imprescindible. Consiste en extender en primavera una capa de unos 2 cm de turba, compost descompuesto o mantillo de hoja entre las plantas jóvenes, una vez que éstas estén establecidas. El acolchado reducirá la pérdida de agua, aportará nutrientes y evitará la aparición de malas hierbas.
12. Deshojado
Quita algunas hojas cuando los tomates están ya grandecitos, para empezar a madurar, empezando por abajo, para que no quiten sol a los frutos.
13. Recolección de tomates
Una planta produce de 2 a 3 kg de frutos, según las variedades, por lo que se puede esperar un rendimiento de 6 a 8 kg por m2. Si destinas 10 m2 al cultivo de tomates, obtendrías 60-80 kilos.
La recolección es escalonada y larga. Comenzará a las 10 ó 12 semanas después de la siembra. Los de tu huerto los puedes ir sacando a medida que los necesitas, si para ensaladas, mas firmes aunque no necesariamente verdes y los que van quedando rezagados y maduran mas en la plata úsalos para salsas, conservas o asados.
Antes de que hagan su aparición las primeras heladas (si es el caso) conviene recoger los que todavía estén verdes y colocarlos en una habitación o almacén extendidos sobre paja. Aquí terminarán su proceso de maduración.
No guardes cebollas y tomates juntos porque se favorece la pudrición.
Fertilización